domingo, 3 de enero de 2016

Día 5 - Buda, la colina del Castillo

Seguimos con el parte meteorológico diario. Hoy no hemos pasado de -3 en todo el día, iniciando el paseo con -6. Jornada muy fría pero soleada (menos mal!).

El planning pasaba por subir al barrio del Castillo y visitar todo lo que Buda ofrece, que es mucho. Pero antes, nos esperaba una grata sorpresa. Hemos hecho una parada en un mercado dominical, cuyo mayor atractivo estaba en su peculiar ubicación.

El Szimpla fue el tercer mejor pub del mundo según Lonely Planet en 2014. Y es que no es un pub sin más, sino lo que aquí se conoce como bar de ruina. Son locales abandonados (en ruinas), bueno, más que locales, son edificios de viviendas, con sus patios, sus pasillos, sus salones... que tomando el ejemplo de una ciudad pionera en esto como es Berlín, jóvenes emprendedores han sabido reconvertir en locales culturales y de ocio, con la inestimable ayuda de las autoridades locales, a la hora de conceder permisos y no poner demasiadas trabas administrativas. Estos locales, abarrotados durante las noches de los fines de semana, se reconvierten durante el día, ofreciendo su amplio espacio para actividades culturales con el objetivo de lograr una integración total en el barrio. Y es que la mayoría de ellos están ubicados en el barrio judio, en el ghetto que en la época de ocupación nazi concentró y humilló a miles de judios  húngaros. Curioso que ahora sea la zona de ambiente por excelencia de Budapest.

Bueno, al lío, que nos estamos enrollando. El hecho es que todos los domingos, en el Szimpla se celebra este mercado de productos bio, que se extiende por todos sus espacios, aportando un extra a su extravagante decoración. Aquí no se tira nada, todo se recicla, como se puede observar en las fotos.

La gente compraba queso, salami, chorizo, pan, y se sentaba a comer en alguno de los salones del local. Nosotros hemos tomado un relajante café con el que entrar en calor, disfrutando de un ambiente que tanto nos gusta.

Después nos hemos dirigido a Buda atravesando el Puente de las Cadenas. 

Se puede subir por varios sitios. Mucha gente opta por hacerlo en un funicular muy muy antiguo. Nosotros hemos preferido callejear por la zona baja del barrio, Vizivaros. Aquí hemos podido contemplar casas residenciales muy interesantes.

Por fin hemos alcanzado nuestra particular 'cima', la puerta de Viena, una de las entradas a la parte alta del barrio. Nada más entrar, la Plaza de Viena nos estaba esperando con sus casitas, su iglesia luterana, el archivo nacional y 4 calles que componen un conjunto urbano de lo más bonito.

Daba igual a donde miraras, todas las casas tenían pequeños detalles en sus puertas, en sus balcones, en sus tejados, que las hacían especiales.

En el centro del barrio, la Plaza de la Santísima Trinidad, una de las más chulas de todo Budapest.

Y qué decir del conjunto que forman la espectacular Iglesia de Matias y el Bastión de los Pescadores. La primera, con sus tejados de colores, su fachada, su interior profusamente decorado... El Bastión o mirador con sus 7 torres en honor a los 7 reyes magiares que fundaron la ciudad, además de su belleza nos permite ver la otra orilla del Danubio desde todo lo alto, con el Parlamento y el Puente de las Cadenas en primer lugar.

Desde aquí, hemos continuado hasta lo que es el castillo, o mejor dicho, el Palacio del barrio del Castillo. El frío era ya intenso, y menos mal que antes hemos parado a reponer fuerzas en la que dicen es la pastelería más antigua de Budapest. Un buen chocolate caliente y una tarta Dobos (el equivalente húngaro a la Sacher vienesa) nos han ayudado a entrar en calor.

El Palacio es un conjunto monumental que quita el aliento. Los accesos, las estatuas, los edificios que lo componen, con varios museos y la biblioteca nacional, hacen que este lugar sea uno de los más visitados.

Se hacía de noche y estábamos un pelin cansados, por lo que hemos optado por comenzar el descenso y hacer una parada en otro de los bares ruina más conocidos, el Instant. Nos ha gustado menos, ya que este espacio está más pensado en conciertos y dj's con música. No obstante, la decoración sí que podemos decir que era de los más rara u original, según como se mire.

Por último, y para dar por terminada la jornada, hemos intentado cenar en el Koleves, nuestra primera opción la víspera, pero que estaba imposible de la gente que había. Hoy hemos tenido suerte, se nota que es domingo tarde. Situado también en el barrio judio, dicen que es uno de los must que hay que probar. Un local sin pretensiones en cuanto a su decoración pero con una cocina de mucho nivel a unos precios más que razonables. Ahora entendemos el por qué ayer estaba a tope.

Mañana anuncian muuuuuucho frío. Tenemos pensado visitar el barrio judio en el que nos encontramos con detenimiento, una zona que tantas sorpresas agradables nos está deparando. Hasta mañana!

1 comentario:

  1. Como siempre, un gustazo leer vuestro blog, y un placer acompañaros desde el sofa al calorcito hogareño ;-)
    Parece que os esta gustando tanto como pensabais. Se os ve disfrutando con tranquilidad, pero sacando todo el jugo a la ciudad.
    Seguir turisteando, como vosotros sabeis, y abrigaros.... por favor.

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